Algunas de las frases más repetidas que los padres de hijos de adolescentes pronunciamos se refieren a las dificultades de comunicación que existen entre nosotros: “Mi hijo no me cuenta nada”, “Siempre acabamos discutiendo”, “En mi casa no nos entendemos”.
Asimismo, entre los adolescentes también son típicas ciertas expresiones como: “Mis padres no me han escuchado nunca y ahora quieren saber dónde voy, con quién…”, “No me entienden, les parece mal todo lo que les cuento”, “Mis padres creen que soy formal, pero si se enteraran de lo que hago fuera de casa, cambiarían la opinión que tienen de mí”.
Como vemos con estos ejemplos, y probablemente porque lo vivamos día a día en nuestros hogares, la comunicación se complica a medida que nuestros hijos se van haciendo mayores.
No existe una regla que haga que la relación con nuestros hijos mejore milagrosamente, pero sí estrategias que requieren de la voluntad e interés de los padres para que el espacio de comunicación sea más efectivo: ¡animaos a leer y practicar el “Decálogo de la buena comunicación”!
- Observa el tipo de comunicación que utilizas con tu hijo. Te ayudará a decidir si la forma de comunicarte con él es la más efectiva y si es la que quieres que él utilice con los demás.
- Escucha activa y reflexivamente cada cosa que tu hijo te diga. Es el primer paso si quieres conseguir que también tu hijo te escuche a ti.
- Si no puedes prestar la atención necesaria en ese momento, razona con él un aplazamiento del acto comunicativo para más tarde (“Dame 10 minutos y enseguida estoy contigo”). De esta forma tu hijo sentirá que es importante para ti y te asegurarás de mantener una comunicación saludable con él.
- Evita el empleo del mismo tipo de respuesta de forma sistemática para que tu hijo no piense que siempre eres autoritario, que le haces sentir culpable o que le quitas importancia a sus cosas. Si escuchas con atención los mensajes de tu hijo te darás cuenta de que en cada momento él necesita una respuesta diferente para aprender y crecer.
- Deja la culpabilidad a un lado. Como personas que somos, tenemos derecho a equivocarnos, pero si nos sentimos culpables por ello, no seremos capaces de modificar aquello que consideramos que no hemos hecho bien.
- Al dar una información, busca que siempre sea de una forma positiva. Es más fácil escuchar una crítica o un error que hemos cometido, cuando sentimos que se valoran nuestros aspectos positivos.
- Obedece a la regla de que “todo lo que se dice, se cumple”, tanto los premios como los castigos; eso ayudará a tu hijo a saber con certeza lo que se espera de él.
- Ponte en el lugar de tu hijo. Comprender lo que piensa y siente te ayudará a comunicarte con él de una forma saludable.
- Crea un clima emocional que facilite la comunicación. Es la base para solucionar conflictos de forma positiva.
- Expresa y comparte tus sentimientos. Esto ayuda a tu hijo a entender la importancia de compartir con la familia sentimientos y emociones, de forma que sentirá que eres un apoyo para él.