¿Cuánto queda para las vacaciones? ¿Aprobaré todo? ¿Tendré que estudiar en verano? Estas son algunas de las preguntas que surgen cuando el curso escolar está llegando a su fin.
Hacer frente al tercer trimestre escolar supone, en muchas ocasiones, tanto para los niños y profesores, como para los padres, una ardua tarea. Es el momento más decisivo del curso y podemos encontramos con varias dificultades que se pueden traducir en un fracaso de nuestros hijos en lo que ha rendimiento escolar se refiere.
En algunos casos, nos encontramos con niños desmotivados debido a los repetidos fracasos en exámenes y notas trimestrales, en otros casos, es el cansancio y las ganas de disfrutar de unas vacaciones bien merecidas, lo que dificulta la concentración en tareas escolares que han sido todo un éxito durante el curso.
Independientemente de cuál sea el motivo, los padres tenemos la obligación de continuar utilizando estrategias que mantengan en nuestros hijos la motivación hacia la escuela, o empezar a incluir algunas nuevas que les permitan obtener el éxito.
Cierto es, que el continuo trabajo durante el curso ve su recompensa al finalizar el mismo, pero cierto es también, que todavía estamos a tiempo de poner en práctica aspectos que produzcan la recompensa por el trabajo bien hecho.
Suelen ser los propios niños, inducidos en muchas ocasiones por sus padres, quienes tienen la sensación de que la situación en la que se encuentran (asignaturas suspendidas, sensación de inseguridad y fracaso, etc.) no tiene “vuelta atrás”. Por este motivo, somos los padres quienes debemos mostrarnos optimistas y ayudemos a nuestros hijos a interiorizar este sentimiento.
¿Cómo hago para que mi hijo termine el curso con éxito?
Todavía estás a tiempo de poner en práctica algunas estrategias para conseguirlo.
- Hazle responsable. Es importante establecer, en conjunto con el niño, un horario de estudio diario. Para ello tened en cuenta las asignaturas en las que el niño encuentra mayores dificultades y aquellas en las que su motivación es menor, porque serán éstas en las que mayor hincapié se tendrá que hacer.
- Facilítale un espacio donde pueda concentrarse y supervisa sus tareas. Ayudarle en la elaboración de los deberes y el estudio es un punto clave para conseguir el éxito.
- Recompénsale. Ser responsables es más sencillo cuando conocemos cuáles son las recompensas por el trabajo bien hecho. Negocia con tu hijo cuáles son los beneficios que obtendrá, tanto por la realización de las tareas, cómo por los resultados finales. Es muy habitual que los padres utilicemos “premios” materiales, siendo esto un gran error. Recompensas como elegir una película que le apetezca ver, comer algún dulce o su comida preferida, o acostarse más tarde, tienen la misma función y son mucho más positivos para ellos.
- Potencia la seguridad en sí mismo. Cuando los niños no cumplen las expectativas que los padres tenemos de ellos, su autoestima se ve mermada. Por ello, es importante que los niños se sientan queridos y apoyados por sus padres en cualquier aspecto de su vida, sin olvidar la escuela. Debemos evitar frases como “eres un vago, así no vas a aprobar”, “nunca prestas atención a nada, no me extraña que el profesor te suspenda”. Estos mensajes crean inseguridad en ellos, interiorizando la idea de que no van a ser capaces de superar el curso escolar.