La enseñanza en aulas pequeñas, con grupos de alumnos perfectamente alineados en sus mesas y sillas, mirando al profesor sin apenas movimiento, puede tener sus días contados.
La educación del S.XXI ya no puede basarse en la simple adquisición de conocimientos: ha de trabajar otras destrezas, todas ellas asequibles a través del movimiento.
La educación a través del movimiento permite a los aprendices adquirir estrategias de trabajo colaborativo, explorar sus propias capacidades, su entorno y fomentar la iniciativa personal. De este modo, nuestros pequeños y jóvenes se sienten más motivados y aprenden de forma más coherente con la realidad, preparándose para tomar parte activa en ella.
La introducción de dispositivos captadores de movimiento en las aulas, tales como los que se complementan con videoconsolas, son un recurso muy interesante para apoyar la educación a través del movimiento. Con el uso de estas nuevas tecnologías, se favorece el aprendizaje de estrategias de trabajo en la sociedad de la información, fomentando la enseñanza de idiomas, ya que permiten el trabajo con muy diferentes instrucciones y lenguas.
La comunicación a través de distintos códigos expresivos, la percepción del propio cuerpo como herramienta de aprendizaje y el impulso de las relaciones personales son, así, algunas de las muchas ventajas de la educación a través del movimiento.