Seguro que alguna vez habéis oído hablar de la psicomotricidad. Una técnica que entiende el movimiento del cuerpo como motor del desarrollo de la mente y el conocimiento. El tratamiento psicomotriz en los y las más peques es fundamental para que puedan formarse comprendiendo su cuerpo, emociones y capacidades creativas y emocionales.
Beneficios de la psicomotricidad en la infancia
La importancia del movimiento desde edades tempranas reside en que cada cosa que hace nuestro cuerpo tiene una influencia directa en nuestras emociones. Las niñas y niños necesitan conocer cómo funciona su cuerpo, cuáles son las posibilidades que les presta y crear con ello sus primeros esquemas mentales.
La maleabilidad del cerebro en los seis primeros años de vida de una persona es la clave para el desarrollo neuronal, que puede llevarse a cabo a través del movimiento. Con la psicomotricidad hacemos posible la expresión de las emociones a través del movimiento corporal favoreciendo así la creatividad, la lucha contra los miedos, la exploración de las propias capacidades, la asunción de roles y, en definitiva, la maduración de la persona en sus primeros años de vida.
Además de que los niños y niñas aprenderán a dominar su cuerpo y adaptar sus movimientos al mismo, la psicomotricidad tiene también unos beneficios a nivel cognitivo, como el aprendizaje de conceptos espaciales (arriba-abajo, delante-detrás, cerca-lejos) y a nivel socio-afectivo ya que propicia el juego en equipo, el fortalecimiento de la personalidad y el autoestima alcanzando así el equilibrio afectivo.
Las personas encargadas de esta psicología del movimiento utilizan para su desarrollo un enfoque integrador a través del cual elegirán hacer una sesión más dirigida o más libre dependiendo de las características del niño o niña con que trabajen. Sabrá reforzar la autoconfianza sobre todo en momentos en los que el niño o niña pueda sentir frustración por no realizar correctamente una actividad propuesta.